Un blog de bajo colesterol

miércoles, marzo 28, 2007

La fusión de estilos como forma de expresión musical







Este artículo es de mi antiguo blog... voy a ir moviendo mis cosas antiguas para acá para darle mas cuerpo y contenido, y claro, ¡para que me dejen sus comentarios!


Desde hace ya algún tiempo, quizás un año o más, que vengo experimentando una sensación de disconformidad, insipidez, y hasta rabia cuando escucho grupos tocar lo que ellos mismos denominan música “fusión”. Terrible resultado de todo lo ambiguo que nos rodea en la actualidad, cubriendo todos los ámbitos de nuestra vida urbana, pasando por la misma música, la vestimenta, la sexualidad, hasta los nombres de los tragos en los bares. Todo me parece ambiguo. Para peor estos grupos de “fusión” nos vienen a decir que están haciendo algo nuevo: es lo mismo que está sucediendo en todos lados, y sus “revueltas” ideas no son más que el predecible resultado de todo lo que ocurre hoy con nuestra cultura.

Quizás sería demasiado respetuoso de parte nuestra dedicarnos a estudiar, a mejorar nuestras aptitudes, aunque sea en los mismos estilos que pretendemos fusionar. Entonces es mejor y más cómodo llegar y sacar un par de acordes con segundas menores y decir que tocamos “Flamenco Fusión”, o bien encontrar tirado en el entretecho un bandoneón, aprender a tocarlo y decir que hacemos “Tango Fusión”, música gitana fusión, cueca fusión, bossa nova… cuando ni siquiera conocen realmente alguno de los estilos que creen estar tocando. Por supuesto, dejo de lado lo que vendría siendo el caso de algún juego de estilos, contraposición o simple experimentación. Mi punto va expresamente dirigido a quienes pretenden presentar sus trabajos seriamente y hacer de estos algo más que mera experimentación.

Claro que hay grandes de la fusión, y su éxito naturalmente radica en el real dominio y humildad con que utilizan los estilos que fusionan. No quiero hablar de gigantes como Piazzolla o Zappa. Hablemos en términos razonables y aterrizados como de Roby Lakatos o de grupos como Turtle Island, quienes en sus notables dominios de las músicas que tocan han sido capaces de fusionar estilos con mucho éxito sin rayar en lo chabacano. El buen gusto no llega solo por tener una idea que parezca original. Desligarnos un poco de las pretensiones, la “taquillería”, de la constante búsqueda de originalidad y de la genialidad pretendida nos puede llevar por un camino más interesante, auténtico y claramente más novedoso.

La imitación por sí misma no es mala cuando se trata de buscar el camino de grandes músicos, seguir sus buenos ejemplos y hacerlos parte de nuestra formación y experiencia. Es, de hecho, un factor importantísimo a la hora de tomar nuestros ingredientes que han de formar nuestra “plataforma” de trabajo para nuestras propias creaciones. Pero muchas veces el problema nace en que podemos llegar a la mala costumbre de no hacer más que buscar ideas y expresiones que simplemente emulen al ídolo, desperdiciando y maleducando de esta manera nuestro potencial artístico. No es una práctica para nada infrecuente y llega a dar lástima cómo es que personas con un gran potencial, con un desarrollo técnico elevadísimo se desgastan durante años sin hacer otra cosa más que querer llegar a ser un Roland Dyens, Paco de Lucía, Chick Corea, Frank Zappa o Maxim Bengerov, entre muchos otros que con no poca razón generan una admiración enorme entre quienes conocen sus obras.[1]

Volviendo al tema central, fusionar estilos como si se tratara de una receta de cocina a la que le agregamos los elementos imitativos de cosas que “nos gustan” me parece un tanto burdo y alejado de la realidad si queremos presentarlo como un trabajo serio y novedoso. En lo personal, el secreto de una buena fusión está en el descubrir, a través de nuestro propio lenguaje y recursos, los elementos expresivos que somos realmente capaces de utilizar. Dado el caso de querer agregar algún elemento nuevo a nuestro arsenal de recursos, no basta, como ya dije, con la simple imitación. Un trabajo de inmersión, investigación, respeto y paciencia son lo que mejor nos pueden llevar a hacer nuestros los elementos de algún nuevo estilo que queramos aprender. En verdad lo recomiendo enormemente, de esta manera se pueden descubrir bellezas inimaginables que van mucho mas allá del simple placer sonoro, sin dejar de lado, que nuestros resultados serán tremendamente superiores.


[1] Al respecto, recomiendo leer el artículo con fecha 26 de Marzo de 2006 “Enseñar no es cosa sencilla”, de Carlos Ledermann publicado en su Blog http://caledermann.blogspot.com/ .